En un momento de la vida, nos damos cuenta de lo importante que es establecer metas y objetivos personales, al igual que lo hacemos en el trabajo. Se trata de una cuestión de cambiar de actitud en torno a la vida o seguir haciendo lo mismo para finalmente terminar viviendo por vivir y nada más.
Las metas nos ayudan a enfocarnos en lo que realmente queremos alcanzar. Sin embargo, es muy importante que definamos un plan de acción que esté alineado con esas metas y desglosar dichas metas en objetivos, lo cuales deben ser específicos, claros y concisos, y encuadrarlos dentro de un término de tiempo que sea alcanzable y creíble.
Tener metas te da:
Enfoque – Porque sabemos que queremos lograr, cuáles son nuestras prioridades, que es realmente importante para nosotros
Dirección – Al tener un enfoque esto nos da certeza y claridad de hacia dónde nos dirigimos y eso nos da una sensación de control sobre nuestras vidas
Motivación – Si sabemos lo que queremos y hacia dónde vamos eso automáticamente nos da la motivación de hacerlo. Cuando estás construyendo tus sueños y tienes la certeza de que vas a lograrlos ponerte en acción es solo parte del proceso.
Propósito – El tener metas y retos que alcanzar, le da sentido a nuestra vida y al por que estamos aquí.
Tienes que asegurarte que escojas una meta que sea acorde a ti y a tu estilo de vida. No escojas una meta por culpa o porque alguien cree que es algo que tu “deberías” hacer. Escoge algo que sea significativo y relevante para ti y estarás listo para el éxito.
Nuestras metas personales podemos convertirlas en objetivos específicos. Una práctica útil es desglosar esa meta que nos hemos propuesto en “sub-logros”, es decir objetivos pequeños que guarden relación obvia con la meta final. Luego, debemos definir las estrategias que vamos a seguir para alcanzar cada uno de esos pequeños “sub-logros”.
Es importante creer que nuestros objetivos son alcanzables. No pensemos que son imposibles ni que son fácil. Hay que tener en cuenta que los objetivos se hacen alcanzables cuando éstos están atados a lo que de verdad queremos lograr en la vida, entonces, tiene que haber siempre una estrecha relación entre nuestra visión de ser y lo que hacemos hoy en día para llegar a ello.
No olvidemos establecer un término de tiempo para alcanzar cada objetivo. Debemos asegurarnos de que podemos “monitorear” nuestro propio progreso, ya que esto nos permitirá hacer las correcciones necesarias en caso que hayamos desviado el enfoque.
Sin metas estamos volando sin dirección y cuando esto sucede nos sentimos fuera de control.
Si no tienes el control significa, que has dejado de ejercer el derecho que tienes de decidir tu futuro. Al hacer esto dejas ir la posibilidad de tomar acción limitando tus opciones lo cual te llevará a un sentimiento de frustración, ansiedad, miedo y estrés. Si no sabes hacia donde te diriges nunca vas a llegar.